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Nació en 1080, cerca de Colonia, Alemania. Llevó en su juventud una vida disipada y desordenada, como las pasaba a muchos jóvenes de la nobleza. Le llegó un momento en que se volvió a las cosas de Dios y se retiró al desierto de Premostrato o Premontrée. Allí se le juntaron otros jóvenes.
Norberto pensó que la misión debía ser tan apostólica como contemplativa y concibió la Orden de los Clérigos Regulares Premostratenses, que eran monjes canónigos bajo la Regla de San Agustín, pero eran apóstoles para evangelizar.
Su fama le atraía muchas nuevas vocaciones. Elegido y consagrado arzobispo de Magdeburgo, trabajó en primer lugar para formar y santificar al clero. Ayudó a Inocencio II a triunfar del antipapa Anacleto. Fue amigo de San Bernardo de Claraval. Murió el año 1134. Los Premostratenses siguieron su espíritu y sus consignas y se extendieron por Europa.
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